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Ingresar a la prosperidad

Dios desea que sus hijos vivan una vida próspera. La vida económica no funciona si no oímos lo que Dios tiene para decirnos. Cuando vivimos por Su palabra se van las preocupaciones, ya que aplicando Sus principios tendremos una vida económica sólida. Una manera de hacerlo es oyendo acerca de finanzas, entendiendo sobre las mismas y ejecutando lo que Dios dice que hagamos.

El diablo siempre trató de separar lo espiritual de lo material. Esto no significa que una vaya delante que la otra, pero una vida espiritual saludable traerá como consecuencia una vida financiera saludable. Si usted no tiene una vida financiera saludable, algo está fallando en el área espiritual.
Según cuenta la Biblia, hubo hambre en la tierra (Gn. 26:l). Porque un ciclo va y otro viene; demonios de miseria van y vienen. Si lo trasladamos a nuestros días, podemos compararlo con la recesión, ya que hay hambre a nivel mundial.

Pero Isaac sembró en esa tierra, y cosechó aquel año al ciento por uno; y Dios lo bendijo. Se enriqueció, y fue prosperado hasta hacerse muy poderoso, y los filisteos le tuvieron envidia (Gn. 26:l2-l4). Isaac sembró y cosechó en ese lugar.

La prosperidad no solo es dinero, oro o plata; su fundamento está en el orden, en el buen manejo financiero, con entendimiento en la Palabra. Además, es necesario tener claridad al saber que la voluntad de Dios es que seamos prósperos, y quienes viven con sentimiento de culpa o dolor, impiden la prosperidad.

La bendición de Dios, la prosperidad, son señales antes del fin. La Palabra declara que antes de Su venida, Dios restituirá lo que comió la oruga, el saltón y el revoltón. Entonces será restaurada la economía de los cristianos como señal del pacto. Para ello, hay que determinarse a prosperar, a elegir vivir mejor y sin deudas.

 

 

Pastor Alfredo Dimiro